Durante varios años el equipo de Caona estuvo construyendo un proyecto de colaboración entre artistas y artesanos, la idea esencial era enriquecer ambas prácticas por medio de la experimentación y la colaboración entre pares. Se buscaba también, reconocer y valorar las prácticas artesanales indígenas, que además de estar cargadas de significado son trabajos de gran complejidad material y estética. En la búsqueda por materializar el proyecto llegó súbitamente la crisis sanitaria generada por la Covid-19, afectando los medios de vida de artesanas y artesanos indígenas asentados en Bogotá tras ser desplazados por la guerra en sus territorios. Estos eventos desafortunados llevaron a la consolidación del proyecto Wera.
La artesanía ha acompañado la historia del patrimonio en Colombia, los tejidos en fibras, las tallas en madera, las joyas en filigrana, entre muchas otras expresiones materiales son reconocidas y valoradas internamente y en el exterior. Ahora bien, ¿qué diferencia el arte de la artesanía?, la discusión no es nueva, ni la pregunta es fácil de responder. Usualmente se reconoce la artesanía por su carácter utilitario, son objetos que aparte de sus características estéticas o de fabricación cumplen una función de uso, como los canastos o los sombreros. En oposición, al arte plástica que no tiene un fin práctico. Igualmente existe una valoración simbólica de la artesanía como un arte menor, donde se elimina la autoría del artesano, y se desprecia frente a otras artes por su carácter de reproducción.
El proyecto Wera busca establecer conexiones creativas entre el arte plástico y la artesanía, superar dogmas que consideran la artesanía como el arte menor o de pobres y reconocer la importancia de que tiene la artesanía como patrimonio material. Para los pueblos indígenas las artesanías están cargadas de simbología y significado, por ejemplo algunos artículos de uso diario pueden tener complejos procesos de fabricación, utilizar materiales preciosos o demostrar jerarquías sociales. En este sentido el proyecto busca enriquecer las prácticas artísticas y generar una comunicación intercultural por medio del ejercicio plástico de artistas y artesanas.
El equipo de la fundación Caona, buscó realizar el trabajo de co-creación con mujeres artesanas y artistas plásticos, hombres y mujeres. La decisión de adelantar el proyecto Wera, mujer en lengua embera, con un enfoque de género, parte de dos premisas, las mujeres embera son quienes transmiten su conocimiento y cultura por medio de la artesanía, siendo ellas las principales representantes de la cultura material. En segundo lugar, se pretende superar estructuras patriarcales muy marcadas tanto en la población mayoritaria colombiana, como en el mundo indígena, y que limitan gravemente el desarrollo y la autodeterminación de las mujeres. El dominio machista es marcado y tanto los agentes del Estado como las organizaciones que trabajan con indígenas prefieren no intervenir estas estructuras, muchas veces porque quienes se reconocen como líderes o tienen facilidad para la comunicación con la población mestiza casi siempre son hombres. Es así como de forma respetuosa, Wera es protagonizada por mujeres.
Buscando lograr el ambicioso objetivo de mejorar el nivel adquisitivo de las artesanas embera y enriquecer las prácticas artísticas de los artistas participantes. El proyecto estructuró unas líneas de trabajo para lograr esas metas. Lo primero fue establecer una conexión entre artistas y artesanas, teniendo en cuenta las barreras culturales y sobre todo las del idioma, esto se logró por medio del trabajo manual, aspecto que tanto artesanos como artistas conocen muy bien, puede decirse que el lenguaje del arte fue protagonista para establecer relaciones, también se utilizaron dos intérpretes que apoyaron la comunicación. Fue así, como se logró la co-creación por medio de la experimentación plástica en la que se utilizaron diferentes materiales y técnicas, que permitieron enriquecer el trabajo creativo de artesanas y artistas.
El segundo componente de Wera, fue la generación de competencias para el mercado artesanal. Si bien las mujeres indígenas han utilizado la artesanía como medio de transmisión de su cosmovisión y cultura, también ha servido para conseguir recursos económicos. Así pues, cuando las artesanías se transforman de objetos simbólicos a bienes comerciales, usualmente se presentan dos escenarios; o son poco valoradas por el mercado y sus canales de venta directa son precarios (ventas informales) o se su valor artístico es reconocido pero termina siendo parte de procesos de apropiación cultural por parte de grandes marcas, afectando los derechos patrimoniales y tradicionales de los indígenas. Intentando superar estas barreras, un equipo de fotógrafos, diseñadores y expertos en mercados digitales capacito a las artesanas para empezar a conocer el mercado digital e incursionar en las ventas por internet.
En suma el proyecto Wera, que ha tenido el apoyo de la beca activación de redes colaborativas y territorios para las artes de IDARTES, el acompañamiento técnico de la Universidad del Bosque y del cuidadoso lente de Trailer producciones, ha logrado establecer sinergias creativas entre 13 artesanas indígenas Embera Katio y Chami, y artistas plásticos de gran trayectoria como Ana Gonzales y Daniel Molina. Alcanzando resultados sorprendentes que engrandecen el ejercicio artístico y fortalecen la creación colectiva de arte y patrimonio.
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